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Foto del escritorIglesia de Cristo, Resplandece

La mujer con flujo de sangre: UN ENCUENTRO DE ESPERANZA Y SANIDAD



Por: Shirley Vergara Sáenz  

Lucas 8:43-48, Mateo 9:20-22, Marcos 5:25-34


“Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, y había sufrido mucho a mano de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía y de nada le había servido, antes le iba peor”. Esta mujer padecía ciertamente de una enfermedad incurable, habría gastado mucho dinero en médicos, medicinas, cuidados, etc., en su diario vivir. Prácticamente estaba en bancarrota y los médicos no le daban esperanza alguna, no podemos hacer algo al respecto decían. Sin embargo, no se dejó vencer por lo que el enemigo haya hecho en su vida, seguramente habrá sentido desolación, angustia, temor, repudio de la gente y soledad y decepción. Pero había escuchado hablar de un hombre que transformaría su vida, de un hombre que hacía milagros, de un hombre en el cual moraba el Espíritu de Dios y ese hombre era Jesús de Nazareth; ese mismo hombre estaba en su pueblo, pasando cerca de ella y esta mujer comenzó a llenarse de fe, de esperanza, de confianza, de valor. “Ella fue donde Él estaba ahí cerca "decía dentro de sí: Si tocare solamente el borde de su manto, seré salva”.Esta mujer comenzó a creer, vio que irradiaba una luz divina de sanidad y de amor y comenzó a pensar que haré, me sanará si se lo pido, pero tengo miedo, temor de lo que pueda suceder, pero estoy segura de que con solo tocar el borde su manto seré salva, mi enfermedad me dejará, ya no sentiré más molestias, ni angustia, ni el repudio de la gente, con sólo tocar el borde de su manto me libraré de esta enfermedad y de todos mis males. Así que aprovechando que la multitud le apretaba, aprovechando que la gente lo tocaba; ella vio su oportunidad y lo hizo. “... se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de la sangre” ... En ese instante esta mujer quedo libre de su enfermedad que por 12 anos padecía, en ese momento se cumplía lo que el profeta Isaías dijo " Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados." Is. 534,5. Esta mujer sintió como su cuerpo era restaurado, como el flujo de sangre se detenía y la sanidad divina por todo su cuerpo.



“Entonces Jesús dijo: ¿Quién me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?... Pero Jesús le dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.” El Señor Jesús nos ha hecho notar algo importante y es que hay una gran diferencia entre tocar o apretar y es que hay que hacerlo con Fe, con certeza, con convicción de lo que se espera y de lo que no se ve para recibir la sanidad, la curación de enfermedades. "Si tocare solamente el borde de su manto, seré salva” Y esta mujer lo hizo con fe, creyendo en Él. “Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por que causa le había tocado, cómo al instante había sido sanada.” ¿Qué pasó aquí, Acaso Jesús no sabía realmente quién lo había tocado? Sí lo sabía, sabía perfectamente que era una mujer necesitada, una mujer que tenía miedo o temor de la gente, el Señor Jesús sabía que esta mujer necesitaba valor para demostrar a todos no solo que había sido sanada, sino que además debía dar testimonio de valentía, de fe y confianza al decir SI EL ME SANO, Jesús de Nazareth me sano, me salvó y me dio una nueva vida.



En recompensa de su acto de fe, el Señor Jesucristo le dijo estas palabras:  “Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.” Le salvó de una vida enfermiza, de una vida de repudio, del pecado, de una vida sin Dios y sin ley. Su vida comenzó a cambiar desde aquella hora. Amiga mia esta mujer creyó en el Hijo de Dios y recibió la sanidad al instante, Jesús no tarda en ayudar a quien lo necesita; todo lo hace por amor a ti.


Hoy en día Dios esta dispuesto a sanar tu vida, quitar tus dolencias, suprimir tus enfermedades, restaurar tu alma y tu fe en Jesucristo el Hijo del Dios Altísimo.


RECUERDA

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, ¡pero nosotros le tuvimos por azotado, como herido y afligido por Dios! Más él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados.”

Isaias 53:4-5


Por: Shirley Vergara Sáenz 

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